Hoy me apetecía escribir aquello que da vueltas en mi lavadora, y antes de que se pudra en un sitio dando vueltas, las derramo al sol, para que se sequen, la suciedad queda en el suelo, lo demás se evapora, vuelve a su sitio, y podrá llover otro día cuando el aire esté menos denso de carroña. 
Escribo, y al final de esta prosa, mi alma flota en las nubes, porque el peso innecesario que cargaba, se ha quedado impreso en estas líneas. Voy a intentar alcanzar mi yo espiritual, voy a conectarme con aquello que aporta cosas buenas en mi vida, positivas, inhibidoras de mi espíritu, voy a volar entre las nubes del cielo azul, porque así, es como yo lo quiero…

En la vida de un nudista, hay cosas que no se pueden evitar, supongo, que como en la vida de todo el mundo. Ser objeto de “mirones” es una de esas cosas molestas y frustrantes con el que tenemos que convivir. No me refiero a los mirones que miran, con curiosidad, y hasta con algo de picardía. Estoy hablando de aquellos a los que le causa morbo, morbo Gafas de sol de madera, el mirarte, y violan tu intimidad, te agraden ya sea física o psicológicamente. Y los hay que escondidos tras una piedra o un bosquecillo, se masturban mirando. Realmente, ojos que no ven, corazón que no Gafas de sol de madera.

Lo peor es cuando se salen de una línea invisible, y cruzan la puerta de la intimidad del objeto observado. Los hay que se ponen a tu lado, a escasos 5 metros (si tienes “suerte” tan lejos) y te hacen fotos con el móvil, si puede ser de la entrepierna mejor. Esto, hace sentir a una mujer muy incómoda, además de agredida, es una pequeña violación hacia su persona. Hablo en sentido femenino, porque yo soy una mujer, no sé como acosarán a los hombres, no lo he vivido. Luego está el típico mirón pajillero, al que además de gustarle mirar, le gusta que le miren masturbarse, estando con un amigo en la playa, se nos puso al lado, un tío y mirándonos comenzó a tocarse, nos levantamos y nos fuimos. 

La peor de mis experiencias, fue un día que me fui con un amigo, mi hijo y mi sobrino a tomar el sol a las dunas detrás de la playa de un sitio cualquiera que no voy a mencionar. El se fue a caminar por la playa, los niños estaban jugando con la arena, decidí quitarme la camiseta para tomar el poquito sol que brillaba entre los árboles. Y cuando levanté la cabeza, había uno enfrente mía mirando, y otro a mi lado izquierdo ya tocándose el paquete… con mis niños delante… entonces me sentí agredida, ofendida y cabreada, y comencé a gritar barbaridades, amenazando con llamar a la policía si no se daban al piro. Salieron corriendo. Otra vez, estando con mis hermanas y los niños, una de ellas y yo, fuimos a las dunas, al bosquecillo a echar un pis. Y uno de estos asquerosos que se nos había sentado a escasos 6 metros, nos siguió para mirar como echábamos una meadita… Mi hermana se puso a gritarle, que no iba a ver nada que ya no había requetermirado en la playa y que al menos la dejase mear tranquila… La vio tan alterada que desistió y se fue echando hostias. Ese mismo día, un chico joven, se sentó a 3 metros, se quito el bañador y se quedó con la camiseta puesta, mirándonos toda la tarde, pero en fin, al menos no nos hizo fotos, ni agredió nuestra intimidad, solo miró, sin molestar. 


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